Un mes después del desastre, el este de España sigue conmocionado por las inundaciones que dejaron al menos 230 fallecidos y daños millonarios en decenas de municipios, que trabajan por recuperar una normalidad que en muchos casos parece todavía lejana.
«Estamos muy cansados, porque esto no avanza», explicó a Amparo Peris, una vecina del pueblo de Catarroja de 35 años, sobre la lentitud en volver a la normalidad.
«A veces viene la luz, a veces se va… Hay días que a la hora de comer estás sin luz y dices, ‘¿ahora qué comemos?’ Latas (…) No nos gusta esta situación, esperemos que pase pronto», añadió, haciendo fila para recoger algunos productos de limpieza de una parroquia.
En la tarde del viernes, organizaciones locales y sindicatos convocaron actos para recordar que se cumple un mes de las lluvias torrenciales que derivaron en las destructivas riadas del 29 de octubre.
Una de las concentraciones será a las 20H11, la hora en que las autoridades valencianas –la región más afectada, con 222 muertos– enviaron la alerta a los celulares de la población para advertir del peligro, más de 12 horas después de que la Agencia Estatal de Meteorología emitiera su aviso rojo.
Para entonces, la furiosa riada de agua y lodo ya bajaba arrasando diferentes municipios del oeste y el sur de Valencia.
«Vi como el agua se llevaba mi coche», recordó este viernes Lourdes Real, una peluquera de 46 años de Catarroja. Con la riada, «empezaron a chocarse todos los coches (…) y la gente dentro. A mí no se me va a ir nunca esa imagen de la cabeza. La gente chillando, intentando salir por las ventanillas», explicó a la AFP.
«Queda muchísimo trabajo por hacer, hay centenares de garajes y de sótanos anegados, edificios dañados, empresas cerradas, vías cortadas, pueblos enteros que aún no han recuperado la normalidad», reconoció el miércoles el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, cifró en 69.000 viviendas, 125.000 vehículos y 12.500 comercios las consecuencias materiales del desastre, en base a los datos del consorcio de compensación de seguros.
En total, el gobierno prometió 16.600 millones de euros (unos 17.500 millones de dólares) de ayudas y préstamos. Miles de soldados, bomberos y policías fueron desplegados para la limpieza y reconstrucción.
– Críticas –
La indignación de los vecinos, tanto con el retraso en lanzar la alerta como en la gestión posterior de las autoridades, explotó durante la visita de los reyes de España, Felipe VI y Letizia, a Paiporta el 3 de noviembre, junto a Pedro Sánchez y el jefe del ejecutivo regional, el conservador Carlos Mazón.
Recibidos entre insultos y lanzamientos de fango, Sánchez y Mazón, que se culpan mutuamente de lo ocurrido, tuvieron que abandonar la comitiva entre una gran tensión, mientras los monarcas trataban de escuchar a los vecinos y acababan cancelando una visita posterior a otra localidad.
Lo «que se nos exige en cualquier caso es que seamos eficaces, y que lleguemos lo antes posible», admitió Mazón este viernes.
«Y yo creo que es la principal queja de la gente, con toda la razón», añadió.
– Poco a poco –
Este sábado hay convocada otra movilización en Valencia, la capital regional, donde hace unas semanas ya se congregaron unas 130.000 personas para reclamar la dimisión de Mazón y reprochar la gestión de la emergencia del gobierno de Sánchez.
Toda la atención de los miles de afectados está ahora en tratar de recuperar cuanto antes su vida, y algunos hablan de lentos progresos.
«Al principio se oía hablar de la devastación y de gente que había fallecido, y ahora se oye más hablar del consorcio con los coches, de los seguros de las casas», explica Mari Carmen Alabau tras el mostrador de su panadería, uno de los primeros locales que reabrió la semana pasada en Paiporta.
Pese a los avances, a muchos de los habitantes de esta zona les queda un largo camino por delante.