Sin referirse a ningún caso en particular, el director del programa de Selecciones Nacionales Femeninas (Senafe), Cristóbal Marte, dijo que el deporte dominicano va por un camino indeseado.
«Yo estoy muy triste», dijo Marte. «El deporte dominicano va por muy mal camino. Ha topado fondo».
Marte acudió a la conclusión que sostiene desde hace más de tres décadas: «El deporte dominicano, lamentable y penosamente es un gran desorden organizado y que tiene un solo fin y es el fin lucrativo de las personas que están insertadas en el deporte dominicano».
Dijo que llegó a esa conclusión en el año 1993 cuando estaba agotando su primer turno como ministro de Deportes «y fue lo que pude percibir del deporte dominicano, de las instituciones que emergen en el deporte dominicano, entiendas federaciones nacionales, clubes, ligas, uniones (deportivas nacionales), etcétera. Y digo lamentable porque se han hecho realidad».
Marte no mencionó ningún caso en particular, pero fue muy directo al señalar que esas personas «lamentablemente no piensan en el deporte» como lo pensaban «los robles de nuestro deporte», como Roque Napoleón Muñoz, Enrique Ripley Marín, José Joaquín Puello y Luisín Mejía, a quien le pidió disculpas.
«Le pido disculpas públicamente pues yo lo reprimí a él y le dije lo que no se imaginan cuando él decidió irse del Comité Olímpico Dominicano», señaló Marte. «Hoy yo comprendo porqué Luis Mejía Oviedo se fue del Comité Olímpico Dominicano; él vive de su imagen y donde él estaba esa imagen la iban a enlodar, entonces antes de que lo enlodaran salió huyendo».
Marte insistió en que en el deporte es muy lamentable lo que está sucediendo «todos los que están envuelto en todo estos problemas tienen contrata, velan por sus intereses propios en lugar de velar por el interés del atleta».
Dijo que los logros del voleibol femenino son unas palabras: «el trabajo, la transparencia, la honestidad».
Explicó que los pocos recursos que llegan al voleibol femenino «Cristóbal Marte no se lo coge, porque gracias a Dios no los necesito y aunque los necesitara, la educación que yo tuve de mi padre y de mi madre no era de yo ponerle la mano a lo ajeno, o a lo que está destinado con un objetivo propio».