«Hablar de poesía para una persona como quien escribe, bajando la cuesta de la cuarta edad, que como poeta, evolucionó desde la poesía rimada amorosa, al verso libre, siendo un admirador de las vanguardias literarias, al mismo tiempo que de lo mejor que se ha escrito desde siempre hasta en los últimos años, sería tarea fácil y a lo mejor agradable, referirnos a esos mundos; empero, no vamos a ser egoístas con nuestros gustos personales, vamos a abrir una ventana amplia sobre los sentimientos humanos cantados por los poetas y versificadores de las más encontradas tendencias, ya que de poesía pura y simplemente, se trata«.
Este es un fragmento de la poseía «Vamos a hablar del amor en la poesía», del escritor y poeta Manuel Mora Serrano, publicado en Diario Libre una semana antes de su triste fallecimiento. Con esa pasión y pluralidad se expresaba el talentoso hombre de letras de la profesión que acuñó y a la que se dedicó durante toda su vida.
El escritor Manuel Mora Serrano, quien fue galardonado en el 2021 con el Premio Nacional de Literatura, falleció el jueves 2 de noviembre a los 90 años luego de permanecer ingresado por varios días en la unidad de cuidados intensivos de una clínica de la capital, afectado de un fallo cardiaco con complicaciones pulmonares y renales.
Las honras fúnebres del laureado escritor continuaron este sábado en la Funeraria Blandino de la avenida Abraham Lincoln para luego ser sepultado en el Cementerio Puerta del Cielo. Un ambiente de tristeza mezclado con resignación era lo que se podía percibir en su velatorio, donde sus familiares, amigos y colegas escritores se reunieron para honrar su memoria y darle el último adiós.
Entre abrazos, silencios
No hay nada más elocuente que el silencio cuando se sabe descifrar. En este contexto, con él se expresaba la tristeza que embargaba a los familiares del escritor. Abrazos, recuerdos y el reconocimiento a su legado literario, los seres queridos del laureado escritor dejaron ver la ausencia que dejó con su partida. Y es que, nadie está preparado para ver un familiar partir, sin importar su edad.