Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que alrededor de mil millones de personas en todo el mundo padecen hipertensión arterial, lo que equivale a aproximadamente el 20 % de la población adulta mundial.
Además, esta enfermedad sería responsable de aproximadamente el 13 % de las muertes en todo el mundo.
Técnicamente, la hipertensión se define como una presión arterial alta constante en la que la fuerza de la sangre que fluye a través de las arterias es mayor de lo normal.
Si no se controla adecuada y oportunamente, esta afección puede provocar una serie de problemas de salud graves, como enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Controlar la presión arterial requiere de una dieta adecuada, ejercicio constante, reducir el consumo de sal, limitar el consumo de alcohol y no fumar, entre otros.
Pero también a esos factores, que pueden disparar su presión arterial, se suma también el uso de algunos medicamentos. Según explica la Clínica Mayo ciertos medicamentos, suplementos y otras sustancias afectan la presión arterial. Mientras algunos elevan la presión, otros pueden llevar a que los medicamentos que usted toma para bajar la presión arterial sean menos eficaces.
En ese sentido, algunos medicamentos, suplementos y otras sustancias que pueden elevar la presión arterial serían los siguientes:
- Analgésicos: Algunos analgésicos hacen que el cuerpo retenga agua. Lo mismo ocurre con los medicamentos que combaten la hinchazón del cuerpo. Demasiada agua en el organismo puede crear problemas renales y elevar la presión arterial.
- Medicamentos para el resfriado, también llamados descongestionantes: Los descongestionantes estrechan los vasos sanguíneos. Esto dificulta que la sangre fluya a través de ellos. Y, a veces, esta situación eleva la presión arterial. Además, los descongestionantes podrían hacer que los medicamentos para la presión arterial no sean tan eficaces.
- Antidepresivos: Los antidepresivos funcionan porque cambian la respuesta del cuerpo a las sustancias químicas cerebrales que afectan el estado de ánimo. Estas sustancias químicas también pueden elevar la presión arterial.
- Anticonceptivos hormonales: Las píldoras anticonceptivas y algunos dispositivos anticonceptivos contienen hormonas. Estas hormonas pueden elevar la presión arterial al hacer más pequeños algunos vasos sanguíneos. Esto dificulta el flujo sanguíneo. La mayoría de las píldoras, parches y otros dispositivos anticonceptivos advierten que la presión arterial alta puede ser un efecto secundario. El riesgo de presión arterial alta es mayor si tienes más de 35 años, tienes sobrepeso o eres fumadora.
- Cafeína: La cafeína puede ocasionar una subida repentina a corto plazo de la presión arterial en personas que no la consumen todo el tiempo. La cafeína ayuda a mantener los vasos sanguíneos abiertos, lo que permite que la sangre circule fácilmente por ellos y puede elevar la presión arterial durante un período breve. No hay suficiente evidencia para probar que la cafeína eleva la presión arterial a largo plazo.
- Terapias biológicas: Los medicamentos potentes utilizados en las terapias biológicas pueden tener efectos secundarios. Uno de esos efectos secundarios es de presión arterial alta. Algunos de estos medicamentos se dirigen a células específicas. Otros usan el sistema inmunitario del cuerpo para combatir algunas enfermedades autoinmunitarias y ciertos tipos de cáncer. Los inhibidores de la angiogénesis y algunos anticuerpos monoclonales pueden elevar la presión arterial.
- Inmunosupresores: La mayoría de las personas que recibe un trasplante de órganos toma inmunosupresores. Los medicamentos ayudan a evitar que el cuerpo rechace el órgano nuevo. Algunos inmunosupresores pueden elevar la presión arterial. Esto puede deberse a la manera en las que los inmunosupresores afectan los riñones.
- Estimulantes: Los estimulantes, como el metilfenidato (Concerta, Ritalin, entre otros), pueden hacer que el corazón lata más deprisa o de forma irregular, y eso puede elevar la presión arterial.
- Drogas ilícitas: Las drogas ilícitas pueden elevar la presión arterial. Pueden estrechar las arterias que suministran sangre al corazón. Esto eleva la frecuencia cardíaca y daña el músculo cardíaco.
EDWIN CAICEDO | UNIDAD DE SALUD
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