

En marzo, el mismo mes en que se registraron los primeros casos de COVID-19 en República Dominicana los consumidores dominicanos variaron su cotidianidad: redujeron sus gastos con tarjetas de crédito y vivieron más al día a día, mientras que el uso de las tarjetas de subsidios gubernamentales comenzó a repuntar.
Fueron las primeras señales de lo que venía. Los datos publicados por el Banco Central de República Dominicana sobre el uso de instrumentos de pagos por puntos de venta revelan un desplome en los niveles de consumo en el país.
En febrero, justo el mes previo antes de que el nuevo coronavirus llegara al país, se hicieron 14.93 millones de operaciones con tarjetas de débito y crédito. Dos meses después, el volumen de operaciones cayó hasta 5.94 millones, un desplome de 60.2 %.
Entre tanto, el uso a través de puntos de ventas de las tarjetas de subsidios entregadas por el gobierno dominicano se potenció. Mientras que en febrero, previo a la pandemia, se registraron 2.73 millones de operaciones con instrumentos como la Tarjeta Solidaridad y Quédate en Casa, pero en abril el uso se disparó hasta 4.57 millones de operaciones, una subida de 67.4 % en tan solo dos meses.
Una economía en reversa
A partir del 19 de marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia por el COVID-19, República Dominicana declaró la emergencia nacional y ordenó el cierre de las fronteras y el cese de actividades económicas no esenciales para evitar la propagación del coronavirus. La prohibición se mantuvo hasta el pasado 20 de mayo, cuando se inició la reactivación progresiva de la economía. Pero de mayo no hay datos disponibles aún.
La actividad económica en República Dominicana se contrajo -9.4 % en marzo, de acuerdo a los datos oficiales. El economista Miguel Ceara Hatton estimó esta semana en una conferencia virtual que en abril la caída habría sido similar a la de marzo.

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